Las ciudades radioactivas abandonadas de Japón



Quizá recordéis que en marzo del 2011 hubo un enorme tsunami en la costa noreste de Japón. ¿Os suena? Sí, el tsunami ese que destrozó el país y causó el fallo de los sistemas de refrigeración de la central nuclear Fukushima Daiichi, lo que resultó ser la peor fusión nuclear desde Chernóbil. El fotógrafo Toshiya Watanaba lo recuerda bien. Su pueblo natal, Namie, donde aún vivían su madre y sus primos, se vio en medio de las olas de agua provocadas por el tsunami y las olas de radiación que vinieron un poco más tarde. Actualmente, este pueblo, como muchos otros en esta zona de desastre, está abandonado. Nada ha cambiado en los últimos dos años. Es como una ciudad fantasma, donde los fantasmas son perros y ganado radiactivos. Toshiya volvió a su pueblo muchas veces para documentar los cambios, o en su defecto, la falta de ellos. Hablamos con él sobre visitar la zona prohibida, que ahora es su pueblo.


VICE: Hola Toshiya. Sé que no estabas presente en el momento, ¿pero qué te contó tu familia sobre el día del tsunami?


Toshiya Watanabe: Tras el terremoto y el tsunami que vino después, mi familia, junto con otra gente del pueblo, pasaron la noche en el gimnasio local. Los problemas con la central nuclear aún no había empezado. Al amanecer, todos empezaron a ayudar con las casas que habían sido destrozadas por el impacto del tsunami. Los daños eran enormes pero nadie imaginaba que lo peor estaba por llegar. El 12 de marzo, un día después del tsunami, el gobierno anunció que los que vivían dentro de la distancia de seis millas a la central nuclear debían evacuar la zona de inmediato. Sin tiempo de recoger sus pertenencias, la gente abandonó el pueblo en coches y autobuses. La primera explosión en la central fue a las tres de la esa misma tarde.


V: ¿Qué fue lo que te motivó a volver y sacar fotos de tu pueblo? ¿Te dieron permiso para estar ahí?




T: Dos meses después de la fusión de la central nuclear, aún estaba prohibido entrar sin permiso en un radio de 12 millas. Cuando obtuve el permiso para volver el 1 de julio del 2011, pensé que quizás sería la última vez que visitaría mi pueblo y pensé que tenía que documentar todo lo que pudiera. Después me dieron más permisos, concretamente en noviembre del mismo año. Luego volví en abril, junio y septiembre del 2012. Volví con mi madre para coger cosas que necesitaba y mientras ella ordenaba su casa le hice fotos. Quería documentar como cambiaba el pueblo, o como no cambiaba, nada más.


V: ¿Cómo fue ver el lugar en el que antes vivías completamente vacío? Parece sacado de una película de zombies.


T: La primera vez que fui, fue como si el tiempo se hubiera parado. Todo estaba como lo había dejado el tsunami. Un pueblo que me era tan familiar de repente parecía el decorado de un película de ciencia ficción. Recuerdo que me mareé un par de veces. No había gente, sólo el sonido del viento y algunos pájaros. Cuando cerraba los ojos tenía la sensación de estar en medio de un bosque.


V: Ya has vuelto un par de veces. ¿Cuántas más veces planeas ir? ¿Es peligroso?


T: Creo que volveré con mi madre cada vez que nos el den permiso. Nos preocupa la radiación, pero si sólo estamos de tres a cinco horas, que es lo que nos permiten estar, no creo que tengamos problemas. Pero aún así, al ir tantas veces, quizá nos hemos acostumbrado al alto nivel de radiación que hay ahí. La radiación sigue siendo alta en algunas zonas, por lo tanto, sigue siendo peligroso.


V: ¿Qué opinas de la reacción que tuvo el mundo cuando ocurrió? ¿Crees que minimizaron los efectos? ¿Tenéis algún problema de salud por vuestra proximidad al reactor?


T: Por lo que respecta al accidente de la central nuclear, ni el gobierno ni TEPCO (Tokyo Electric Power Company), el mayor generador de electricidad en Japón, han dicho la verdad desde el principio. El gobierno ha dicho una y otra vez que harán algo respecto al accidente, pero la mayoría de la gente ya no se lo cree. Sólo podemos contar con especialistas nucleares en Alemania, Francia y EE.UU, para que nos cuenten los peligros a los que nos enfrentamos. Lo mismo pasa con las amenazas de salud. Ya estamos viendo como afecta a los niños, y nadie sabe qué está pasando exactamente. Pienso que todos los ciudadanos de Japón estamos preocupados desde que pasó el tsunami. No hay manera de saber quién dice la verdad y no sabemos en quién podemos confiar.


No quiero usar mis fotos para enviar un mensaje en particular al gobierno. Sólo quiero que la gente vea el pueblo tal y como está, y que cada persona tenga su propia reacción al verlas.


Para ver más trabajo de Toshiya, visita su web.


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