Reconstruir el Estado, rearmar a la sociedad y recuperar los valores eran las propuestas ideológicas de Mario Conde, algo que importaba poco ante la dimensión de su figura, que todo lo eclipsaba. Con las miras puestas en la política española, al exbanquero sólo le fue bien en A Mezquita, donde votó y consiguió el 7 % de los sufragios (44 votos).
Ni siquiera la táctica sin precedentes de distribuir sus papeletas en dos periódicos locales le surtió efecto a Mario Conde, que fue perdiendo apoyos incluso en la escasa estructura de su partido, cuando dos delegados de SCD calificaron su propuesta de «titiritada».
En las ciudades, el discurso de Conde caló en Vigo, donde acumuló 3.800 votos, más que la suma de las otras grandes ciudades. «Es un punto de fracaso, está más claro que el agua, no hemos conseguido el objetivo», aseguró Mario Conde tras conocer sus resultados, y antes de insistir en que las «convicciones» de SCD «no pueden estar equivocadas» porque son «el sentir general» de la sociedad española.
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