Posturas sexuales: de la flojera a pura energía

Tiene que ver con los gustos, en primer lugar. Pero también con las pilas con las que llegues cada día, cada noche, al encuentro amoroso. ¿Estás a tope o prefieres algo tranquilo? ¿Pasión o romanticismo? Explora la postura ideal para cada momento.

El sitio ivillage.com repasa las posiciones sexuales de una forma original. Explica que, para encontrar la ideal, hay que tener en cuenta el nivel de energía de la pareja. Por ejemplo:

* “Estoy para escalar una montaña”. Tu postura: la mujer invertida.

Empezais los dos de pie, uno frente al otro. Salta y envuelve tus piernas alrededor de su cintura y tus brazos alrededor de su cuello. Avanzad, muy despacio y con cuidado, deja que la parte superior de tu cuerpo caiga hacia atrás, llevando la cabeza hacia el suelo. Para mantener el equilibrio, apoya tus manos en el suelo.

Lo mejor: genera sensaciones que te llevan al orgasmo y, de paso, entrenas tus abdominales.

* “Tengo más pilas que la mayoría de los días”. Tu postura: la sillita.

Él se acuesta de espaldas y lleva las piernas hacia su cara, como si hiciera el antiguo ejercicio de "bicicleta". Tu te pones de espaldas a él y te sientas sobre la parte trasera de sus muslos. Él debe mantener las piernas un poco abiertas para poder avanzar en la relación sexual.

Lo mejor: tu manejas los tiempos y las intensidades.

* “Trabajé todo el día, pero tengo fuerzas para el amor”. Tu postura: TAC (Técnica de Alineación Coital).

Se acuestan los dos, tu abajo y él arriba. Él sostiene su cuerpo sobre sus codos y se deja caer hacia uno de tus costados, con la cadera un poco más arriba que la tuya. Entonces comienza suavemente la penetración. Lo importante es el movimiento: no es el típico “entra y sale”, sino un desplazamiento sincronizado: la mujer hacia arriba y delante, él hacia atrás. Así siempre, de forma constante y rítmica.

Lo mejor: ayuda a alcanzar el orgasmo simultáneo.

* “Estoy exhausta; sólo quiero algo tranquilo”. Tu postura: estrella de mar.

Los dos os acostáis en la cama, boca arriba, con las cabezas en direcciones opuestas. Pon tus piernas como tijeras: una por debajo de su cuerpo y la otra por arriba. Así, facilitas la penetración. Los dos agarran de las manos y se ayudan para ir haciendo presión. Aqui tampoco hay que “entrar y salir”; el objetivo es que juntos muevan las caderas hacia delante y hacia atrás.

Lo mejor: alcanzás mayor profundidad y puedes ajustar el ángulo para buscar el máximo placer.

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