La Policía cree que esa noche, además de varios petardos recogidos por los vídeos de seguridad, hubo en el recinto dos bengalas: una en la zona del escenario -la que previsiblemente se ha podido ver en algunos vídeos de asistentes a la fiesta- y la otra en el túnel en el que se produjo el accidente. Pero si, como apunta por el momento la investigación, ésta última se encendió 20 minutos después de la avalancha, no habría provocado ninguna estampida.
Por tanto, tampoco serían imputable ninguna responsabilidad sobre los hechos a quien la hubiese encendido. Esta lectura de los hechos encajaría con la versión de los hechos que el mismo jueves facilitó la hermana de una de las víctimas: que la bengala fue encendida por un miembro de seguridad de la fiesta para iluminar el pasillo después de la avalancha.
Así las cosas, la investigación policial, todavía en fase de elaboración, apunta más bien a un cúmulo de circunstancias referidas al aforo. Por un lado, el informe refleja que al comienzo de la actuación de Steve Aoki, plato fuerte de la fiesta, se produjo un acceso masivo de unas 2.000 personas dentro del recinto.
Además, en el pasillo donde se produjo la avalancha mortal confluían tres riadas de gente: la de los que querían abandonar la pista central, que ya estaba abarrotada, la de los que querían entrar en ella y la gente que trataba de bajar por las escaleras. Ocho de los nueve accesos a la pista estaban abiertos y el único cerrado era el del escenario. Los ocho eran de doble dirección: de entrada y de salida del foso.
Ambos hechos se produjeron mientras el aforo máximo del foso era superado ampliamente. Esta es una de las claves de las conclusiones preliminares de la Policía: el reparto de los asistentes. El código técnico de la edificación del Madrid Arena permitía un máximo de 10.600 personas pero siempre que se respetara el siguiente reparto: pista central, 3.680 personas en 1.930 m2; primera grada (a una cota de 5 metros), 3.920 asistentes; tercer anfiteatro (a 11 metros), 3.000 personas.
Sin embargo, según fuentes policiales, la investigación apunta a que la organización no distribuyó a los asistentes por zonas y podían cirular libremente por todo el recinto. La Policía calcula que, durante la actuación de Steve Aoki, había unas 8.000 personas en la pista central. Si se da por buena la cifra total de 9.600 asistentes que ha defendido la empresa organizadora, esto significaría que el 83% se concentraba donde sólo debía estar el 38%.
La falta de división por zonas no fue denunciada por el Ayuntamiento de Madrid, que no desplegó ningún técnico municipal durante el transcurso de la fiesta, según la versión con la que trabaja la Policía, aunque tampoco su presencia sea preceptiva. Por su parte, los agentes municipales y nacionales comprobaron que las salidas de emergencias no estaban bloqueadas una hora antes del inicio de la fiesta. Fue la última comprobación, ya que desde ese instante todas las labores de control recaían sobre la empresa organizadora.
El informe policial señala que no había nadie para controlar el acceso de una zona a otra ni se difundió ningún mensaje por megafonía para advertirlo. Había 38 vigilantes de seguridad de Seguriber y sólo 5 en labores de control de acceso. De la supervisión del acceso se encargaban otras empresas, Dator y Kontrol34, que no son empresas de seguridad homologadas. La ley de seguridad privada no obliga a que el personal que está controlando la fiesta sea vigilante jurado. Y los testimonios recabados por la Policía confirman que ninguno de éstos tenía formación específica y que era personal eventual contratado para esa noche.
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NOTA: ¿Hola? ¿Divertt? ¿Cual es ahora vuestra excusa para la muerte de cuatro niñas?
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