"Me hacen pagar 50 euros y no funciona mi tarjeta, por caridad cristiana que alguien me guarde esto" Eran las palabras desesperadas de una clienta de Ryanair que se quedó en tierra por un cúmulo de casualidades y despropósitos, entre ellos la mala suerte y la falta de cintura, tanto de la compañía como de las autoridades.
La protagonista se disponía a entrar en el avión; llevaba en las manos un pergamino enrollado y una bolsa con un libro en su interior. Nada más. No obstante, la política de Ryanair es clara: "Todo el equipaje de cabina que supere las dimensiones o peso máximo permitido será rechazado en la puerta de embarque, o bien, cuando sea posible, se colocará en la bodega del avión con un coste de 50 €". La pasajera no tenía problemas en pagar el recargo, pero la tarjeta no funcionaba. ¿El resultado? Esta escena:
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